domingo, 31 de julio de 2011

Judas Priest se reafirman como los "dioses del metal" en su adiós a Madrid

adn » cultura EFE




Judas Priest, el grupo británico que acabó por definir el sonido de la música heavy a finales de los setenta, y a quienes se conoce como los "dioses del metal", han revalidado este título con el concierto de despedida que han ofrecido esta noche en La Cubierta de Leganés en Madrid.

Ante 10.000 personas, en un lleno absoluto del recinto, estos mitos vivientes del rock han repasado su extensa trayectoria en un asombroso espectáculo de dos horas, de los que hacen historia, en un adiós a la capital que se ha convertido en un "hasta siempre".

Enmarcado en "Epitaph", el tour mundial con el que Judas Priest se despide de los escenarios, la actuación, como no podía ser de otro modo ante un evento de tales características, ha contado con invitados de excepción, que en este caso han sido las bandas Saxon y Motörhead.

Así, con su amplia lista de éxitos, ambas agrupaciones, que también se hallan entre las más importantes dentro de la música metal, han fertilizado el terreno para el plato fuerte de la noche, consiguiendo que, a las 18:00 horas, ya estuviera prácticamente abarrotado el recinto.

"Denim and leather", "Princess of the night" o "Wheels of steel" son algunos de los himnos que ha ofrecido Saxon, antes de la celebradísima entrada de Lemmy Kilmister, el carismático líder de Motörhead, que con su rock sucio y anfetamínico, más cercano al punk rock que al heavy, ha disparado la adrenalina de los presentes.

De este modo, y gracias a un talentoso batería que se ha alzado como el arma más poderosa de Motörhead, el público se ha convulsionado ante "Aces of Spades", "Killed by death" y, especialmente, "Overkill".

Pero ambos grupos, a pesar de sus tablas y prestigio, han quedado reducidos a la nada en cuanto Judas Priest ha hecho su abrumadora irrupción al ritmo de "Rapid fire", en un escenario envuelto en cadenas y ambientado en una decadente ciudad industrial.

En pocos segundos, el cantante Rob Halford, ataviado con su habitual ropa de cuero, y sus compañeros, han dejado claro que eran los reyes de la noche, y han insistido en ello con "Metal gods", la canción que les proporcionó su pseudónimo.

Un vídeo de una carretera ha servido para ambientar "Heading out to the highway", tema que ha sido seguido por "Starbreaker" y "Judas Rising", donde la privilegiada voz de Halford, famosa por su amplio rango sonoro, quizá no ha estado a la altura de las circunstancias.

Sin embargo, el vocalista ha cerrado las bocas de los escépticos en "Victimn of changes", donde sus agudísimos aullidos han demostrado que se halla en plenas facultades.

Asimismo, el joven Richie Faulkner, criticado previamente por algunos, ha demostrado ser un sustituto muy digno del guitarrista y cofundador del grupo, K.K. Downing.

Una versión acústica y relajada de "Diamonds and rust" ha servido de descanso ante tantos y tan atronadores guitarreos, los cuales han vuelto a la carga con "Prophecy" y "Night crawler", hasta desembocar en los sintetizadores de "Turbo Lover".

Esta última canción ha representado una de las cumbres del concierto; un tema que, además de los imprescindibles cuernos y movimientos de melena, ha arrancado gritos histéricos e incluso las lágrimas de algún asistente excesivamente emocionado.

Y es que la arrebatadora pasión que el heavy metal despierta en sus seguidores, es algo que muy pocos géneros musicales consiguen, como ha quedado patente con las reacciones del público ante "The sentinel", "Blood red skies" y "The green manalishi".

El clásico "Breaking the law" ha sido el siguiente tema, en una interpretación endurecida respecto al original que, en cierto modo, ha empañado este 'hit', con un sonido muy recargado y poco definido.

Un impresionante solo de batería ha introducido la extrema y rapidísima "Painkiller", continuada por "Electric Eye" y "Hell bent for leather", que, como es habitual en sus conciertos, Halford ha interpretado subido desde una moto Harley Davidson.

Envuelto el cantante en una bandera de España, ha sido el turno de "You've got another thing", y de "Living after midnight", que ha clausurado la noche, con gran parte de los asistentes convencidos de haber asistido a un concierto histórico.






Judas Priest














SAXON







Motorhead



viernes, 29 de julio de 2011

Axel Rudi Pell - Tear Down The Walls (Live)




Axel Rudi Pell (27 de junio de 1960), es un guitarrista alemán de Heavy Metal Melódico.


Inicia su carrera con la banda Steeler (1984-1988), antes de aventurarse en su carrera en solitario como Axel Rudi Pell. Durante este tiempo, ha compartido escenario con reconocidos músicos como los percusionistas Jörg Michael y Mike Terrana y los vocalistas Rob Rock y Jeff Scott Soto. Interpreta un heavy metal melódico tradicional, basado en guitarras, aunque menos rápido que Yngwie Malmsteen, con énfasis en baladas, lo que se evidencia con tres compilaciones separadas tituladas The Ballads. Se ha caracterizado por la gran cantidad de covers de otros artistas que ha grabado, entre los que se encuentran When a Blind Man Cries y Mistreated, de Deep Purple, The Temple of the King, de Rainbow, Forever Young de Alphaville, entre otros. Este artista lleva varios discos y dvds editados. Ha lanzado hace poco meses un nuevo trabajo titulado como The Crest.



Músicos


Miembros Actuales
• Axel Rudi Pell (guitarra)
• Johnny Gioeli (voces)
• Mike Terrana (batería)
• Ferdy Doernberg (teclados)
• Volker Krawczak (bajo)


Miembros Pasados
Vocalistas
• Charlie Huhn (1989)
• Rob Rock (1991)
• Jeff Scott Soto (1992-1997)
Bajistas
• Jörg Deisinger (1989)
• Thomas Smuszynski (1989)
Bateristas
• Jörg Michael (1989-1998)
Teclistas
• Georg Hahn (1989)
• Rüdiger König (1989)
• Kai Raglewski (1991-1992)
• Julie Greaux (1993-1996)
• Christian Wolff (1997)


Discografía


Steeler


• Steeler (1984)
• Rulin' the Earth (1985)
• Strike Back (1986)
• Undercover Animal (1988)



Axel Rudi Pell (Solo)


Albums
• Wild Obsession (1989)
• Nasty Reputation (1991)
• Eternal Prisoner (1992)
• Between the Walls (1994)
• Black Moon Pyramid (1996)
• Magic (1997)
• Oceans of Time (1998)
• The Masquerade Ball (2000)
• Shadow Zone (2002)
• Kings and Queens (2004)
• Mystica (2006)
• Diamonds Unlocked (2007)
• Tales Of The Crown (2008)
• The Crest (2010)


Recopilatorios
• The Ballads (1993)
• The Ballads II (1999)
• The Wizard's Chosen Few (2000)
• The Ballads III (2004)
• Best Of - Anniversary Edition (2009)


Directos
• Made in Germany (1995)
• Knights Live (2002)
Dvds
• Knight Treasures (Live and More) (2002)
• Live Over Europe 2008
• One Night Live (2010)

lunes, 18 de julio de 2011

Sonisphere 2011: Iron Maiden, épicos e imbatibles una vez más






La leyenda británica del heavy metal da otro de sus grandes conciertos. Bruce Dickinson, su vocalista, lo demostró de nuevo en la segunda jornada del festival celebrado en Getafe (Madrid): es el Mick Jagger del rock duro.


Por Ivar Muñoz-Rojas



Más polvo, más sol, más público y mejores grupos. El segundo día de los dos programados en el Sonicsphere en Getafe (Madrid) fue lo que estaba previsto: el plato fuerte de este festival itinerante e internacional en su paso por el extrarradio sur de la capital. Mientras su arranque, el pasado viernes, resultó irregular, anoche este evento fue lo que se espera de una celebración de heavy metal: el recinto estuvo abarrotado hasta los topes, hubo jolgorio y bulla (siempre de la buena, claro) y un mar de manos poniendo cuernos. Pero, sobre todo, la noche contó con Iron Maiden en su cartel, que confirmó una vez más que es una banda infalible en directo. Pero a eso llegaremos más adelante.

El mayor reclamo a media tarde ayer no fue ningún grupo, sin embargo. Lo más deseado era un cobijo en alguna sombra en las carpas que la organización había habilitado. El sol pegó con bastante más fuerza que en la jornada anterior. La estampa resultó tan tórrida como singular durante el concierto de Apocalyptica, a eso de las siete de la tarde. Mientras los rayos solares machacaron los cogotes de los espectadores, los miembros de este grupo finés hicieron lo mismo con sus violonchelos, su seña de identidad. Desde que se dio a conocer a mediados de los 90 interpretando versiones de Metallica únicamente con este instrumento, esta banda ha pasado a ser habitual en festivales de rock duro en este tramo del día. Muy llamativo, pero demasiado tosco, a pesar de que ahora haya también batería y cantante en su alineación. No nos engañemos: un grupo de heavy sin guitarras eléctricas es como una canción de radiofórmula sin estribillo pegajoso o un rapero que no dice tacos.



Mucho más divertido fue lo que se coció a la par frente a los baños en el lado izquierdo del único escenario. Allí estaban los Glass of Glory, como se hace llamar un espontáneo conjunto de paisanos alemanes cerveceros, que se habían traído sus trombones, guitarras y clarinetes. Con sus pelos cardados y vestidos con casacas, y entre la multitud, tocaron versiones de clásicos de rock duro (impagable ese Ace of spades, de Motörhead, a lo acústico y campechano). Pusieron la sonrisa a un centenar. A estas alturas, gran parte del público tenía el síndrome del gran festival de rock duro. Esto es: embriaguez sin picos ni bajos, causada por el consumo de cerveza moderado pero constante durante horas (aunque algún cuerpo desplomado en el suelo por el alcohol y achicharrado por la solana ya se veía por ahí). La improvisada pachanga de los germanos llegó a su culmen cuando formaron una gran conga mientras tocaban The final countdown, de Europe. Heavy y folclórico.

Dream Theater hizo lo que esperan los fans de esta veterana banda: desplegó un virtuosismo instrumental no de este planeta, con John Petrucci, su admirado guitarrista, como maestro de ceremonias. Para los seguidores dedicados resultó una oportunidad para comprobar que, efectivamente, los solos que se escuchan en sus discos están ejecutados por seres humanos. Para el menos iniciado faltaron estribillos y sobró onanismo. Mención aparte para la batería elevada en el escenario sobre una gran tarima, con decenas de timbales, platillos y numerosos bombos. Digna de récord Guinness.

El premio anoche para el grupo con mayor número de sus camisetas entre los asistentes fue por goleada para Iron Maiden: uno de cada cinco lucía una con el rostro de Eddie, su terrorífica y entrañable mascota zombi. No importa que toquen con bastante regularidad por aquí, estos londinenses siempre llenan sus conciertos en nuestro país. Tienen fieles de todo tipo (hasta algún moderno se vio por ahí) y todas las edades (había más de un padre con su hijo sobre sus hombros). Cuando el sol al fin estaba a punto de caer, comenzó a sonar Doctor doctor, el clásico de UFO que, como es tradición, introduce los conciertos de esta formación que tomó su nombre de un artilugio medieval para torturar. Llegó la gran bestia.

No importa que Iron Maiden no haya sacado un disco realmente bueno en décadas ni que sus directos no traigan apenas sorpresas a estas alturas. Al contrario: su público quiere volver a escuchar sus épicos clásicos, a oír a su vocalista Bruce Dickinson gritar muy agudo y desgarrado aquello de “Scream for me” (Gritad para mí), a ver al bajista Steve Harris apuntar con su bajo cual metralleta hacia la audiencia o a sus guitarristas cruzar esos solos que bordean peligrosamente lo hortera. Aunque su principal atractivo es otro: transmiten pasarlo realmente bien. De verdad. En sus recitales hay buenas cantidades de espontaneidad, ilusión e incluso de sencillez. Ninguno de esta banda se las da con poses, vaya. ¿De cuántos grupos de su tamaño y con más de tres décadas de carrera se puede decir esto?

Dickinson pisó el escenario, levantó un brazo y las 40.000 personas que abarrotaban el recinto alzaron los suyos. A sus 52 años, sigue saltando y correteando como el que no quiere la cosa. Es el Mick Jagger del heavy metal. Aunque eso sí, tiene tanto carisma como mal gusto vistiendo (habría que ver de dónde saca esas ropas tan imposiblemente feas). El sexteto inició su actuación con Satellite 15... The final frontier y El Dorado, dos temas que abren su último disco The final frontier (de 2010). Vale, las últimas composiciones de estos músicos, entendiendo por tal las de los últimos 20 años, palidecen frente a sus clásicos de sus dorados 80, pero para el repertorio de anoche eligieron bien entre la cosecha más reciente (Blood brothers sonó tremenda). No hubo ninguno de los temas progresivos y largos, tan plomizos, que les ha dado por incluir en los últimos álbumes. Y no faltaron, por supuesto, varios de sus himnos ideales para el coro masivo. El sonido fue nítido y potente en todo momento. “Esto está de puta 'maiden”, gritó un entregado espontáneo entre las primeras filas, cuando la banda inició la galopante The evil that men do. Y en The trooper un amigo suyo, abrazado a él, tarareó hasta sus reconocibles punteos. La cosa iba de fidelidad y exaltación colectiva. O como dijo Bruce: “No importa quién o cómo seas, esto es una gran familia”. Sonrieron entonces padres, hijos y algún moderno.

Una nube de polvareda cubría al público cuando comenzó a sonar tras los bises la famosa melodía silbada de La vida de Brian, de Monty Python, el también tradicional punto final de un concierto de Iron Maiden. La complicada papeleta de tocar tras ellos fue para Twisted Sister. Liderados por el rockero posiblemente más feo de la historia, Dee Snider, estos neoyorquinos fueron buena opción para iniciar el desparrame final. A mediados de los 80 tuvieron su momento de gloria con canciones de rock duro y festivo como I wanna rock, The price o, sobre todo, We're not gonna take it. Esta última en fue entonces rebautizada aquí como 'Huevos con aceite', y así fue como este conjunto pidió al personal que la coreara: donde fueres haz lo que vieres. Festivo, fácil y para cuando de madrugada muchas cervezas impiden percibir algún fallo que otro de los músicos. Sin más.

Que la caída de Alice Cooper del cartel trajera en su lugar a Uriah Heep no ayudó a retener al público tras el plato principal. Mientras su rock duro setentero dominaba el recinto, muchos lo abandonaron. Dos días de mover cervicales, respirar más polvo del habitual y beber cerveza de forma continuada pasan factura. También una descarga de Iron Maiden.

La vida es sueño, en versión Iron Maiden





JUAN ÁNGEL VELA DEL CAMPO 18/07/2011 - EL PAÍS

De cuando en cuando, los responsables del EL PAÍS deciden, por un día, cambiarme de demarcación. Algo así como desempeñar un papel de tenor estando, como estoy, acostumbrado al registro de barítono, o, en términos futbolísticos, jugar de delantero centro en vez de centrocampista. Debo proyectar una imagen de exquisitez con mis crónicas operísticas desde Bayreuth, Salzburgo o el Real, y por tanto debe suscitar cierto morbo mandarme a un recital de heavy metal más allá del fin del mundo, en un descampado situado donde acaban los polígonos industriales más alejados de Getafe. Uno, que es disciplinado, embarcó para esta aventura como acompañante a un admirador de Alfredo Kraus, nacido el mismo año en que apareció Iron Maiden. Durante el viaje escuchamos fragmentos de Parsifal, de Wagner. Para aparcar tuvimos inconfesables dificultades; permítanme que no les dé detalles, por si acaso. Pues bien, el recital de Iron Maiden ha sido una experiencia mucho más excitante y hasta profunda que las anteriores que tuve para El PAÍS con Scorpions en La Cubierta de Leganés o en el after hours de la discoteca Macumba. En primer lugar porque la música y el sentido del espectáculo de Iron Maiden son excelentes. Pero también por otras razones que intentaré desglosar, aun rozando en ocasiones los tópicos.

La propuesta de la banda casi suena a antigua en tiempos de 'dj'
Hay que partir de que la banda de heavy metal más emblemática del planeta -y no solamente por el número de discos vendidos: de 85 a 100 millones de copias, según las fuentes- nació en 1975. Han entrado pues, en la categoría de clásicos. Pero no solamente es una cuestión de continuidad. El concepto rítmico, el cuidado de la melodía, la elaboración del sonido de acompañamiento desde las guitarras eléctricas, la puesta en escena del cantante y hasta el siempre temible volumen se han incorporado a la memoria colectiva de una sociedad que ha asimilado sus planteamientos estéticos, en especial por la gran energía que despliegan sobre una música que, como otras, reflexiona sobre el amor y la muerte, o sobre la vida más allá de la muerte, utilizando el título de uno de sus discos.

La propuesta de Iron Maiden casi suena a antigua en estos tiempos de música grabada y dominada por los dj, pero tiene por encima de todo un gran sentido de la libertad. Su estilo en ocasiones pegadizo invita además a la participación. Y es aquí donde el público hace suyas las propuestas de la banda. La militancia se percibe en el atuendo generalizado de los asistentes: en negro, con motivos espectrales ligados al grupo o a otros afines. Este deseo de vivir de una manera más profunda lo que pasa en el escenario es hoy una aspiración artística y sociológica. Este periódico publicó el sábado una inquietante fotografía de una sala de cine en Austin con los espectadores ataviados masivamente con gorros rojos, como el protagonista de la película, Bill Murray. Y por citar dos experiencias participativas de este mismo año en el mundo de la ópera, ha dado la vuelta al mundo la invitación de Riccardo Muti al público de Roma a cantar el coro Va pensiero de Nabucco, de Verdi, como acto de reafirmación de la cultura italiana frente a los recortes de Berlusconi, y ha destacado también la sugerencia de Carlus Padrissa, de La Fura dels Baus, al público de Colonia para que asistiese a la representación de Sonntag, de Stockhausen, de 12 horas de duración, vestido de blanco, gesto seguido masivamente y con el cual el público se incorporaba de alguna manera a la ópera desde dentro, aunque solamente fuese con la complicidad del vestuario.

Ligado al concepto participativo está el de asistencia a algo excepcional, a un acontecimiento. Es algo que posibilitó las 17.000 entradas que se vendieron para el reciente San Francisco de Asís, de Messiaen, en Madrid Arena, y es algo que está presente en este concierto de Iron Maiden, el único en España en 2011 según destaca la publicidad. Por ello no es de extrañar que el cantante de la banda en una de sus intervenciones habladas destacase ese aspecto de armonía universal, dando la bienvenida a los que habían venido desde San Sebastián, Bilbao, Noruega, Argentina o Brasil. Se vive, qué duda cabe, una experiencia musical, pero se vive también en gran medida una experiencia vital, solidaria, de reafirmación. Así, el concierto enamora desde el desgarro y la intensidad. A pesar del polvo ambiental -los expertos iban con mascarillas- y de las toneladas de basura.

































viernes, 15 de julio de 2011

Muere Michael 'Würzel' Burston, antiguo guitarrista de Motörhead





■El guitarrista formó parte de Motörhead entre 1984 y 1996.


■Cuando la banda se trasladó a América, la abandonó.


■Würzel llevaba un tiempo padeciendo del corazón.


20MINUTOS.ES. 11.07.2011 - 18.54h

El guitarrista de Motörhead Michael Burston, más conocido como Würzel, ha fallecido a los 61 años de edad a causa de una dolencia cardíaca, según ha informado The Guardian.

Würzel ingresó en Motörhead en 1984 para suplir la salida del guitarra Brian Robertson. El músico explicó en una ocasión cómo se había enterado por una entrevista que Robertson había abandonado la banda. "Escribí una carta al grupo y envié una cinta. Entonces me telefonearon de vuelta para ofrecerme una audición".


Lemmy le bautizó Würzel porque su pelo alboratodo le recordaba al del personaje televisivo Worzel A partir de entonces estuvo casi doce años con Motörhead, hasta 1996, y participó en nueve de los álbumes del grupo.



Tras la marcha de su amigo Phil Taylor y del traslado de la banda a America, Burston decidió dejar la formación.



Además, probó suerte en solitario con discos como Chill out or die, que no alcanzaron el éxito deseado.



En los últimos tiempos había estado trabajando con una nueva banda, Leader of down.



Sus excompañeros de Motörhead han mostrado su estupor al conocer la noticia. Un portavoz de estos ha expresado su más sentido pésame. Además ha recordado que fue Lemmy Kilmister, líder de la banda, quien había bautizado al músico con su nombre artístico: "Iban en un taxi y Lemmy pensó que Würzel se parecía al personaje televisivo Worzel Gummindge por su pelo alborotado".

domingo, 10 de julio de 2011

Guns N' Roses - November Rain



November Rain es una de las más famosas canciones de Guns N' Roses, escrita por Axl Rose. Tan conocido como la propia canción, quizá una mayor atención se le ofrece al vídeo musical, el cual, cuando fue lanzado en 1992, rápidamente se convirtió en el más solicitado en la MTV, y ganó el MTV Video Music Awards a la mejor Cinematografía... (Fuente: Wikipedia)

manualist plays guns n roses - sweet child o' mine!



my name is gerry (jerry) phillips and i have been playing songs on my hands for 38 years! this is my first try with a wah-wah pedal! hope you like it!




«Sweet Child O’ Mine» es una balada del grupo de hard rock Guns N' Roses. Fue publicada en su segundo álbum, Appetite for Destruction, el 21 de julio de 1987. «Sweet Child O' Mine» fue el primer sencillo de Guns N' Roses en alcanzar el número uno del Billboard Hot 100, y por ahora el único, durando dos semanas en la cima en el verano de 1988. En 2009 fue elegida por los británicos como el mejor tema con guitarra de todos los tiempos ademas de eso es la cancion mas vista de todos los tiempos con unas 500.000.000 de visitas .

La canción fue escrita por Axl Rose a su entonces novia y después esposa Erin Everly. Slash ha argumentado sentir un desprecio por la canción debido al hecho de que simplemente era un ejercicio técnico y un chiste. En el especial de VH1 sentenció que tocó el riff en una sesión como un chiste, una broma. El baterista, Steven Adler, y Slash estaban en un descanso, y Slash comenzó a tocar una melodía «tipo circo» mientras hacía gestos cómicos a Steven Adler. Él le dijo que tocara el riff de nuevo, e Izzy Stradlin llegó para unirse con los acordes. Axl se intrigó y comenzó a cantar el poema que había escrito. En una entrevista con la revista Hit Parade en 1988, el bajista Duff McKagan declaró:

«La cosa de Sweet Child es que fue escrita en cinco minutos. Era una de aquellas canciones del montón, de sólo tres acordes. ¿Sabes esa intro que hace Slash al principio? Era un chiste, porque pensábamos “¿Qué es esta canción?” No será nada, será una canción de relleno para el álbum. Y, excepto por la parte vocal, es bastante dulce y sincera; Slash estaba jodiéndonos cuando escribió ese riff por primera vez».

Tributo

Esta cancion sirvio para que Slash le haga un homenaje a una de sus mas grandes influencias,Michael Schenker de la banda Germana UFO.Slash copio el solo final de la ultima pista del album PHENOMENON(1974) de dicha banda titulada "Queen of the deep",curiosamente el solo final de dicha cancion que dura entre 4:26-4:30, es lo mismo que Slash toca entre 4:31-4:35...casi tambien en la parte final del solo de "Sweet Child O´ Mine".

manualist plays iron maiden - the trooper on his hands!


my name is gerry (jerry) phillips and i have been playing songs on my hands for 38 years! this was extremely painful to do! i had a fire extinguisher next to me in case my hands set on fire!





SCORPIONS - Still loving You (Subtitulado)



"Still Loving You" es una balada y además de ser uno los temas más conocidos de Scorpions de su álbum de 1984 "Love at First Sting". Fue el segundo single del álbum, alcanzando el número #64 en la Billboard Hot 100. Sólo en Francia, el single vendió 1,7 millones de copias. El video musical fue grabado en Dallas, Texas en el Reunion Arena.

La canción además es considerada una metáfora referida a la Alemania Oriental y Occidental. "tu orgullo creó un muro, tan fuerte, que no puedo atravesarlo ¿realmente no hay más posibilidades de empezar una vez más??" "el amor, solo el amor puede derribar los muros algún día" y "si, he herido tu orgullo y sé por lo que has pasado deberías darme una oportunidad esto no puede ser el final aún sigo amándote" son claras referencias al Muro de Berlín y la desesperación que muchos alemanes sentían por su patria dividida.

lunes, 4 de julio de 2011

Motörhead - Killed by death (Live in Wacken 2009) *Good Quality*

Saxon - Wheels of Steel (Live in Wacken 2009) *Good Quality*

AC/DC - Rock N' Roll Train (Official Video) With Lyrics HQ

Larga procesión de fans a 40 años de la muerte de Morrison


Morrison falleció hace cuatro décadas, un 3 de julio de 1971, a los 27 años, convirtiéndose desde entonces en un ícono del rock.

James Douglas Morrison Clarke, tal era su verdadero nombre, nació el 8 de diciembre 1943 en el estado de Florida, Estados Unidos, era hijo de un militar de carrera en ese país y desde muy chico comenzó a escribir poesías a las que luego comenzó a ponerles música.

Cuando tenía 21 años, su compañero Ray Manzarek tuvo la idea de formar un grupo de música al que se le ocurrió poner el nombre de "The Doors", inspirado en el ensayo psicodélico de Aldous Huxley "Las puertas de la percepción".

En sus inicios la mítica banda tocó en el legendario club nocturno de Hollywood, "Whisky a Go Go", en el que a fines de los 70 tocaron Van Morrison, The Byrds, Frank Zappa y decenas de artistas.

A lo largo de su carrera, Morrison le impuso a la Doors la impronta de su poesía oscura y barroca en canciones como "The End", "People are strange", Moonlight Drive", "Strange Days","Love me two times" y "El soldado desconocido".

Entres sus álbumes se destacaron "The doors" (1967), "Strange days" (1967), "Waiting for the sun"(1968), "The soft parade"(1969), "Morrison hotel" (1970), "L.A. Woman" (1971), además de "An american prayer" (1978) que fue grabado por la banda, después que murió Morrison, musicalizando poemas leídos por el cantante.

En sus letras, Morrison demostró ser un devoto lector de Arthur Rimbaud, Friedrich Nietzsche, Charles Baudelaire, el conde de Lautréamont, Emanuel Swedenborg, Gérard de Nerval y William Blake.

En su vida y debido a su fascinación por la literatura, Morrison publicó los libros de poemas "The Lords", "The New Creatures", "An American Prayer" y "Ode to L.A". A raíz de una persecución judicial, Morrison se fue a París para evitar caer preso y se dedicó por completo al cine y a la poesía.

El 3 de julio de 1971, Morrison fue encontrado muerto en la bañera de su piso del Barrio del Marais en París, donde vivía junto a su pareja, Pamela Courson. La autopsia indicó que había fallecido a causa de un paro cardíaco como consecuencia de años de abusos de drogas y fue enterrado en el cementerio parisino de Père Lachaise, hoy un centro de procesión por la tumba del rockero.